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PREOCUPACIÓN

La Incertidumbre es Inevitable, la Preocupación es Opcional

por Ramesh Bijlani

La preocupación es miopía espiritual. Su cura es la fe inteligente.

Paul Brunton

El ser humano tiene la dudosa reputación de superioridad sobre los animales al no compartir con ellos su tendencia a preocuparse. Hoy en día los presentadores de los informativos de televisión utilizan tanto la palabra preocupación, ya sea hablando del tiempo, del bienestar o de las armas, que da la impresión de que quien no se preocupa por una cosa o por otra es culpable de descuidar un deber importante. La preocupación es un producto de la mente. Los seres humanos tienen una mente mucho más desarrollada que la de los animales, y es por eso que se preocupa mientras que los animales no lo hacen. Es la mente la que hace que el individuo destile experiencias pasadas para predecir posibilidades futuras, y eso hace que se preocupe. Es la mente la que hace que el individuo extrapole, calcule y concluya todo lo que podría salir mal, y eso hace que se preocupe. Es la mente la que hace que el individuo analice y visualice todo lo que podría necesitar en el futuro pero que le resultaría difícil conseguir, y eso hace que se preocupe. En definitiva, la preocupación se origina en la mente, y se debe a la incertidumbre sobre el futuro.

Si la preocupación se origina en la mente, la solución debería residir en un mejor uso de la mente o en alguna parte del ser superior a la mente. Las soluciones están disponibles en ambos niveles, en el nivel de la mente refinada y en un nivel superior a la mente. Examinemos ambos tipos de soluciones.

A nivel mental, en primer lugar, todo el mundo acepta que la preocupación no cambia nada. En segundo lugar, el futuro es impredecible y podría ser mucho mejor de lo que pensamos. En tercer lugar, la experiencia pasada nos asegura que de las muchas cosas que podrían salir mal, la mayoría en realidad no se materializará. Estos tres productos de la mente ayudan a reducir la preocupación. Sin embargo, lo que la mente no puede hacer es darnos la garantía de que las posibilidades que están detrás de nuestra preocupación no puedan o no vayan a materializarse. Así, la mente puede aliviar la preocupación pero no puede curarla.

Hay un cliché pensado para curar la preocupación: “espera lo mejor pero prepárate para lo peor”. Este cliché parece ser producto de la mente pero su fuente, justificación y validez residen en una percepción intuitiva que se origina en un nivel superior a la mente. ¿Cómo se puede esperar lo mejor? Teniendo fe en el Amor de Dios por nosotros, confiando en que la Gracia de Dios está siempre disponible para nosotros. ¿Cómo podemos estar preparados para lo peor? Teniendo fe en que lo que parece ser lo peor es también una expresión del Amor y la Gracia de Dios. Como ha dicho la Madre: “Cuando en tu vida te encuentres con una dificultad, tómala como una Gracia del Señor y, de hecho, se convertirá en eso”. Resulta paradójico, pero es cierto. Lo peor en nuestra vida es una llamada de atención y una oportunidad para iniciarnos en lo mejor de nuestra vida. Si confiamos en que podemos aprovechar cualquier eventualidad, estamos realmente preparados para lo peor. Si realmente estamos preparados para lo peor, ¿qué es lo que nos puede preocupar?

Traducido por NB Traducciones.

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