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GUNAS

Los Colores Primarios de la Personalidad

por Ramesh Bijlani

En su aspecto psicológico las tres cualidades pueden ser definidas así: Tamas como el poder de nesciencia de la Naturaleza; Rajas como su poder de ignorancia que busca activamente, guiada por el deseo y el impulso; Sattwa como su poder de conocimiento que posee y armoniza.

Sri Aurobindo (‘»Ensayos sobre el Gita», pág. 413)

La variedad es un corolario inevitable de la creatividad. Una hoja de papel uniformemente blanca adquiere una variedad de colores cuando se expone a la creatividad de un artista. La variedad en la creación de lo Divino alcanza su punto máximo en los seres humanos, que se diferencian entre sí no sólo en altura, peso y color sino también en su comportamiento. Aunque el comportamiento humano es muy variado, existen tres tipos básicos. En el Gita se hace referencia a ellos como los tres modos (gunas) en los que la Naturaleza puede actuar en una persona. Los tres modos son: Tamas, Rajas y Sattva. Tamas es el principio que subyace a la inercia y la ignorancia. Rajas se expresa a través de la actividad, los deseos y las emociones intensas. Sattva es el principio del amor del conocimiento y la armonía. En el Ramayana encontramos buenos ejemplos que ilustran la personalidad resultante del dominio de las tres gunas. El hermano de Ravana, Kumbhakarana, estaba dominado por tamas; el propio Ravana estaba dominado por rajas; y su otro hermano, Vibhishana, estaba dominado por sattva.

Tamas, Rajas y Sattva son como los tres colores primarios. Mezclando los tres colores primarios en diferentes proporciones, se puede obtener una variedad astronómica de colores. De la misma manera, diferentes combinaciones de Tamas, Rajas y Sattva son responsables de la amplia gama de temperamentos y comportamientos humanos. Una persona puede ser predominantemente tamásica, rajásica o sáttvica, pero cada uno de nosotros tiene al menos un poco de las tres. Además, el principio dominante exhibido por una persona puede no ser el mismo todo el tiempo. Por ejemplo, incluso una persona que es generalmente perezosa puede a veces involucrarse en actividades agitadas. Finalmente, lo más importante es el hecho de que el modo dominante de la Naturaleza en una persona puede ser modificado mediante el esfuerzo personal. El yoga es un proceso de cambio, y una forma de ver el cambio que se persigue en el yoga es avanzar hacia una mayor expresión de Sattva.

Una persona tamásica es perezosa, ama la rutina mecánica y se resiste al cambio. Cuando se involucra en una actividad, su trabajo es mecánico, ineficaz, convencional, poco sincero, lento y demorado: “demasiado poco y demasiado tarde”. Deja el trabajo sin terminar si le resulta demasiado difícil o requiere mucho tiempo. El resultado es pobre y desorganizado. Es evidente que el trabajo ha sido realizado de forma descuidada. Su pensamiento es confuso y chato. Se preocupa mucho por sus miedos y dolores, y los utiliza para justificar su inactividad. Puede ser muy obstinada, orgullosa de su ignorancia, astuta y grosera con la gente, en especial con aquellos claramente mejores que ella. A veces, tamas puede estar camuflado por la hiperactividad. La persona trabaja muy duro con la esperanza de ganar lo suficiente en unos años para poder vivir sin trabajar el resto de su vida.

Una persona rajásica trabaja duro, pero tiene la vista puesta principalmente en lo que obtendrá de ello. Para ella, el trabajo es el medio para satisfacer deseos y pasiones. Su pensamiento es claro; puede distinguir entre el bien y el mal, pero no siempre utiliza esta capacidad para hacer el bien. Al ser codiciosa y tener prisa, puede elegir deliberadamente lo que sabe que es malo. Según Sri Aurobindo, rajas es la causa de las tres cuartas partes de la falsedad y mala conducta de la razón y la voluntad humanas. Una persona rajásica disfruta de su éxito y sufre mucho si fracasa. Tiene los rasgos de lo que ahora se llama la «personalidad tipo A». Son las personas ambiciosas, trabajadoras y multitarea del mundo actual. Tienen más probabilidades de sufrir hipertensión arterial y enfermedades cardíacas. Curiosamente, los estudios han demostrado que algunos de los rasgos de la personalidad tipo A, como la agresión, la hostilidad y el cinismo, están relacionados con estas enfermedades. Por lo tanto, el trabajo duro, o incluso la ambición, no mata; son las negatividades que frecuentemente acompañan a estos rasgos las que conducen al sufrimiento.

Una persona sáttvica es entusiasta, pero trabaja con moderación y revela un alto grado de reflexión por detrás de sus acciones. Tiene un fuerte sentido del deber, la responsabilidad y la moralidad. Sus motivos son puros y desinteresados, y no se regocija ante el éxito ni se deprime ante el fracaso. Por lo general, está contenta y en paz.

Las tres gunas son mencionadas muy frecuentemente en referencia a la comida. El Gita dice que las personas tamásicas tienen preferencia por los alimentos no frescos e impuros; las personas rajásicas prefieren la comida ácida, salada y caliente (picante); y las personas sáttvicas aman los alimentos sanos, suaves y jugosos (17:8-10). Posteriormente, los versos se han ampliado para nombrar alimentos específicos en cada categoría, y los alimentos correspondientes se denominan popularmente alimentos tamásicos, rajásicos y sáttvicos. Es importante señalar que, en términos del Gita, las personas son tamásicas, rajásicas o sáttvicas, no los alimentos. En segundo lugar, la forma en que el Gita ha abordado el tema tiene un significado. Una persona tamásica es a la vez ignorante y perezosa. Debido a su ignorancia, no sabe qué alimentos son saludables y, por lo tanto, puede elegir alimentos poco saludables. Debido a su pereza, no está dispuesto a hacer el esfuerzo necesario para conseguir o preparar los alimentos. Por lo tanto, preferiría comer comida poco saludable que trabajar por comida fresca. Una persona rajásica disfruta de sensaciones fuertes y, por lo tanto, elige alimentos que le proporcionen una fuerte estimulación sensorial. Una persona sáttvica sabe qué alimentos son saludables y ama la paz y la dulzura en todo. Por eso, elige alimentos saludables, suaves, dulces y jugosos, como las frutas. El elemento psicológico implicado en la elección de los alimentos es al menos tan importante como la composición química de los mismos. Por ejemplo, la persona sáttvica elige alimentos saludables no por miedo a la enfermedad o la muerte, sino porque le gustan más que las alternativas. Mientras come frutas y verduras, su mente no se concentra en tortillas y chuletas. Por otro lado, si a una persona tamásica se le proporciona comida saludable, puede comer tanta cantidad por avaricia que el efecto neto aún puede ser nocivo para la salud.

Dado que la proporción de las tres gunas en un individuo puede ser modificada, la persona debe intentar pasar de tamas a rajas y de rajas a sattva. Sin embargo, esta conclusión necesita algunos comentarios. Lo que funciona mejor en el mundo real no es el sattva puro, sino una combinación de sattva y rajas. Esto es especialmente relevante si una persona ocupa un puesto importante. Sin un elemento de rajas, a la persona le resulta difícil hacerle justicia al trabajo. Por lo tanto, tener algo de rajas, o al menos parecer tener algo de rajas, se convierte en parte del deber de una persona en una posición importante. En segundo lugar, el sattva puro no es el objetivo final de la vida. El objetivo final de la vida es elevarse por encima de las tres gunas, llegar a ser trigunaatita. Sattva es bueno, pero ni siquiera sattva está libre de arrogancia, deseos y apegos. Por lo tanto, la meta es trascender incluso las limitaciones de sattva, pero sattva es un buen canal para lograr la meta. Hay una historia de tres picapedreros. Cuando alguien le preguntó al primero qué estaba haciendo, respondió con cara sombría que cortaba piedras para ganarse la vida; esta es la respuesta típica de un hombre tamásico. Cuando al segundo le hicieron la misma pregunta, respondió que estaba cortando piedras y contribuyendo así a la construcción de un camino que conectaría los puntos A y B; este hombre tenía un elemento de rajas. El tercer picapedrero, en respuesta a la misma pregunta, dijo: “Los puntos A y B estaban hasta ahora conectados por un viejo y estrecho camino kutcha, y los pobres animales tenían que llevar cargas pesadas para transportar mercancías de un punto a otro. Ahora el gobierno ha decidido sustituirla por una buena carretera. Estoy ayudando a construir la carretera que protegerá a los animales y también impulsará la economía de la región”. La respuesta del tercer hombre es la de un hombre sáttvico. Si hubiera habido un cuarto picapedrero, que hubiera ido más allá de las tres gunas, podría haber dicho: “Hay un camino que conecta los puntos A y B en construcción. La carretera evitara el esfuerzo actual de los animales que ahora tienen que transportar cargas pesadas entre estos puntos y también impulsará la economía de la región. Es un privilegio para mí ser uno de los instrumentos elegidos por Dios para contribuir a este proyecto”. El cuarto hombre hará el mejor trabajo porque lo está haciendo como obra de Dios: le gustaría que el trabajo fuera apto para ser una ofrenda a Dios. En segundo lugar, dado que ha renunciado a ser el hacedor, le resultará más fácil permanecer desapegado del resultado del trabajo. Supongamos que, cuando la carretera está a punto de ser terminada, un terremoto destruye A y B, así como la carretera que los conecta. Ahora es el cuarto hombre el que podrá comprometerse con ecuanimidad en las obras de rescate y reconstrucción, considerándolo también como el privilegio que Dios le ha conferido.

La transformación de una personalidad compuesta por las tres gunas a la trascendencia de ellas es posible porque, fundamentalmente, las tres gunas son una versión distorsionada de algún aspecto de la perfección divina. Así, tamas puede transformarse en calma divina, rajas en una voluntad divina fuerte pero sin deseos y desapasionada, y sattva en conocimiento perfecto, que puede iluminar la calma divina y la voluntad divina. Así es como la transformación puede abarcar las tres gunas y ayudar a la persona a trascenderlas. Dado que es el conocimiento el que debe iluminar la quietud de tamas y la actividad de rajas, sattva juega un papel principal en la transformación y, por lo tanto, el movimiento básico debe ser de tamas a rajas y de rajas a sattva. Primero, levántate y al menos haz algo en lugar de ser holgazán. A continuación, haz más y más de lo que es mejor hacer. Finalmente, haz sólo lo mejor que puedas hacer y hazlo sin las pretensiones egoístas del hacedor, sin deseo y sin perder la calma. Sólo se puede dar un paso a la vez y nunca es demasiado pronto para dar el primer paso.

Traducido por NB Traducciones.

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