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DECISIONES

Sí o no, No Sé Qué Camino Tomar

por Ramesh Bijlani

Qué simple es todo [p.ej. tomar una decisión] para aquel que ve todas las cosas desde lo alto de Tu eternidad!

La Madre (“Oraciones y Meditaciones”, oración del 11 de febrero de 1914)

Desde la niñez, cuando decidimos tomar helado pero no comer vegetales verdes, hasta la vejez, cuando decidimos seguir un tratamiento ayurvédico en lugar de alopático, la vida es una serie de decisiones. Algunas decisiones como la carrera o el compañero de vida que elijamos tienen implicaciones de gran alcance. Pero más vitales que todas estas decisiones son aquellas que implican elegir entre lo correcto y lo incorrecto, entre el bien y el mal. Veamos cómo tomamos esas decisiones y por qué son más vitales que cualquier otra decisión que tomemos.

Supongamos que hay un edificio en llamas. Un bombero ha llegado hasta allí y le dicen que quizás haya algunas personas atrapadas dentro del edificio. Ahora, tiene que tomar la decisión de usar simplemente el equipo que tiene o ingresar físicamente al edificio en llamas para rescatar a los atrapados en el interior. Siente un impulso que simplemente le dice: «Entra». Pero antes de entrar en el edificio, se ve disuadido por el calor y la asfixia que tendrá que afrontar. Luego razona: “Nadie tiene siquiera certeza de si hay gente dentro. Incluso si la hay, puede que no logre sacarlos con vida. Además, será muy arriesgado entrar al edificio. Supongamos que muero, ¿qué pasará con mi familia? Analizando su respuesta a la situación, uno descubre tres herramientas en funcionamiento. Su aversión a la desagradable experiencia del calor y la asfixia es la respuesta de la parte emocional del ser. Aunque podría haber razonado que a pesar del calor y la asfixia debía cumplir con su deber de la mejor manera posible, su intelecto encuentra algunas razones para no entrar al edificio. Esto nos enseña algunas cosas. En primer lugar, la parte emocional del ser y el intelecto suelen estar en conflicto. En segundo lugar, el intelecto es capaz de guiarnos hacia la elección correcta, pero muchas veces no lo hace porque es explotado por la parte emocional del ser. Esta explotación significa que la parte emocional del ser obliga al intelecto a encontrar razones que la sostengan. El intelecto es lo suficientemente versátil para hacerlo. Por eso el intelecto casi siempre puede darnos algunas razones para hacer algo y algunas para no hacerlo. ¡Eso hace que el intelecto sea una herramienta bastante ambigua en la que basar las decisiones! En tercer lugar, si la parte emocional del ser es contraria a que la persona entre al edificio en llamas, y el intelecto ha encontrado razones para no entrar al edificio, ¿de dónde vino el impulso inicial de entrar al edificio? El impulso inicial procedía de la esencia divina de la persona, generalmente llamada alma. El aspecto dinámico del alma, que proporciona guía para la toma de decisiones, ha sido llamado por Sri Aurobindo y la Madre, el ser psíquico. El ser psíquico proporciona una guía rápida, inequívoca y muy clara. Además, la decisión basada en la voz del ser psíquico es siempre la mejor decisión. Para entender esto, veamos la base de la orientación proporcionada por las tres herramientas.

La parte emocional del ser nos empuja hacia lo que nos hace sentir bien aquí y ahora. No entra en ningún razonamiento. El intelecto analiza las pérdidas y ganancias, los riesgos y los beneficios, y elige lo que parece en conjunto, lo más rentable y lo menos arriesgado. El ser psíquico tampoco entra en razonamientos, pero aun así nos da la mejor opción porque lo sabe todo. Cuando el conocimiento es total, no se requiere el apoyo del razonamiento. La guía proporcionada por el ser psíquico está inspirada en el amor verdadero, un amor basado en un sentimiento de unidad con los demás. Aquí radica el dilema. La razón nos guía hacia el beneficio tangible, mientras que el amor se expresa dando. Dar puede significar una pérdida tangible. Además, las emociones y la razón pueden insistir y persistir, mientras que el ser psíquico simplemente susurra su veredicto y se contenta con ser ignorado. Por eso muchas veces la voz tímida y débil del ser psíquico es ignorada.

Sin embargo, la guía proporcionada por el ser psíquico en realidad no trata sobre perder. En primer lugar, el ser psíquico está acoplado a un sistema de recompensa y castigo. Por ejemplo, en la “historia” más arriba, supongamos que el bombero decide no entrar al edificio en llamas. Escapa del calor, la asfixia y el riesgo, pero se siente culpable e intranquilo, sobre todo si luego es descubierto que algunas personas sí murieron dentro del edificio. En ese caso, siente inquietud recurrente que puede seguir apareciendo una y otra vez durante el resto de su vida. Por otro lado, supongamos que entra al edificio. Entonces, independientemente del resultado en términos de salvar vidas, se siente bien y tiene una paz mental duradera. Así, la recompensa de escuchar la voz del ser psíquico es la alegría y la paz mental duradera; el castigo por ignorarlo es la culpa y el malestar recurrente. En segundo lugar, escuchar la voz del ser psíquico conduce al crecimiento espiritual o de la conciencia, que es el propósito mismo de la vida humana. Así, la guía proporcionada por el ser psíquico también conduce a ganancias: alegría, paz mental duradera, escapar de la culpa y el malestar recurrente y realizar el propósito de la vida. Se trata de ganancias intangibles, no se pueden medir, pero son mucho más valiosas que las ganancias tangibles. A nivel del intelecto, una decisión puede parecer tonta porque implica perder dinero o tiempo, o es arriesgada, pero vista desde lo alto del ser psíquico, la misma decisión se ve con gran claridad como la mejor. Como dice la Madre, al ser plenamente consciente de la Divinidad interior, “uno puede tomar, sin ninguna dificultad, sin cualquier debate interno, decisiones que a la conciencia externa le parecen las más audaces y peligrosas”.

Por último, el conflicto entre las tres herramientas disponibles para tomar decisiones no es inevitable. Si bien la parte emocional del ser y el intelecto son herramientas imperfectas, son capaces de avanzar hacia la perfección. Una persona que escucha la voz del ser psíquico con suficiente frecuencia descubre que sus otras dos herramientas comienzan a sufrir una transformación. La parte emocional de su ser empieza a ver dos tipos de felicidad: una que proviene de recibir y otra que proviene de dar. Al descubrir que la felicidad de dar es mayor que la felicidad de recibir, comienza a optar por la elección que implica dar. Si la parte emocional de su ser toma la decisión de dar por amor, el intelecto encuentra razones para apoyarla. La elección del ser psíquico implica también dar. Así, las tres partes del ser son capaces de hablar en el mismo idioma. A medida que avanza la transformación de la parte emocional de su ser y del intelecto, a la persona le resulta más fácil aceptar el veredicto del ser psíquico. En otras palabras, como resultado de la transformación, la naturaleza humana cambia; la persona se vuelve más plena de amor.

Un proceso similar puede ayudarnos también a evitar los efectos dañinos de la ira. Si uno pudiera esperar un poco antes de enojarse, hacer una pausa y contactar con el ser psíquico, se daría cuenta del sinsentido de la ira que parecía muy natural a nivel mental. Ese es el proceso que la Madre llama “dar un paso atrás”, es decir, retroceder desde el nivel mental y profundizar hasta el nivel del ser psíquico.

Si la voz del ser psíquico es tan importante, nos gustaría identificarla con certeza. La dificultad surge porque tanto la parte emocional del ser como el ser psíquico son rápidos en tomar una decisión, y la toman sin pasar por el proceso de razonamiento. Sin embargo, hay una gran diferencia: las emociones son ordinariamente infraracionales, mientras que el ser psíquico es supraracional; La razón es una herramienta intermedia. Sin embargo, tanto las emociones como la razón son capaces de elevarse al nivel suprarracional, y de eso se trata el proceso de transformación. Por eso, una buena decisión tomada a nivel del ser psíquico a menudo se describe como una que vino del corazón, refiriéndose el corazón tanto a las emociones como al alma. En el momento en que se tomó la decisión, tanto las emociones como el ser psíquico hablaron el mismo idioma, y el intelecto estuvo en sintonía esgrimiendo argumentos que lo respaldaban. ¿Cómo entonces evitar la confusión entre la voz del ser psíquico y la voz de las emociones no transformadas? La mejor manera es hacerse una pregunta sencilla y responderla con total honestidad. La pregunta es: ¿la elección me dejará una paz mental duradera o me hará sentir incómodo tarde o temprano? Sólo si me deja en una paz mental duradera, es la voz del ser psíquico.

Si todavía tenemos dudas sobre qué voz nos está guiando, la de las emociones no transformadas o la del ser psíquico, es mejor consultar un código de ética o un “shaastraa”. Un shaastraa es un código de conducta prescrito por una escritura. Si ni siquiera eso es de ayuda, uno puede buscar el consejo de alguien con un alto nivel de conciencia en cuya guía confíe.

Cada vez que tenemos que tomar una decisión moral, tenemos la oportunidad de dar un paso más hacia la meta de la vida. Aprovechar la oportunidad no sólo cumple el propósito de la vida, sino que también nos brinda una alegría inmensa y una paz mental duradera. Este ensayo podría cerrarse con una oración de la Madre, que es una de mis oraciones favoritas: “Permite que pueda hacer lo mejor que pueda aquello que sea lo más adecuado”. La oración es doble: que nos digan qué es “lo más adecuado” para que la decisión sea correcta; y segundo, para hacerlo simplemente “lo mejor que pueda”, no para hacerlo de la mejor manera posible porque tal vez no sea capaz de hacerlo de la mejor manera posible. Puede haber una limitación porque no soy un instrumento perfecto, pero al menos el instrumento debería usarse para hacer «lo más adecuado».

Traducido por NB Traducciones.

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