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CORAJE

Los Muchos Matices y Puntos de Vista del Coraje

por Ramesh Bijlani

No hay mayor coraje que el de reconocer los propios errores.

La Madre

Un niño de cinco años sabe qué es hacer lo correcto, sin embargo, una persona de cincuenta años, y especialmente una persona de cincuenta años, a menudo carece del valor para hacerlo. Un acto de valentía puede implicar un riesgo. Por ejemplo, un bombero necesita coraje para entrar en un edificio en llamas y rescatar a quienes están atrapados dentro. Un acto de valentía, como confesar un crimen que uno ha cometido, puede dar lugar a un castigo. Un acto de valentía, como denunciar irregularidades, puede provocar una venganza. Hacer lo correcto con frecuencia significa salir de nuestra zona de confort. El Coraje es la fuerza interior necesaria para hacer lo correcto, incluso si resulta incómodo.

Hacer lo correcto, conociendo muy bien los riesgos involucrados, es un tipo de coraje. Hay muchos otros tipos de coraje en los que puede que no exista ningún riesgo grave. Por ejemplo, decirle una verdad desagradable a un amigo requiere valor. Cuando la verdad desagradable no le hará ningún bien al amigo, ¡no decirla puede requerir aún más valor! El coraje puede residir en la acción; el coraje puede residir en la inacción.

Se requiere coraje para no actuar cuando es muy tentador hacerlo. Una vez, un niño se quejó con la Madre de haber sido acosado por un compañero de clase. Le dijo a la Madre que tenía ganas de darle un puñetazo a ese niño. En realidad, el niño no había golpeado a su compañero probablemente porque le tenía miedo a la maestra. La Madre le preguntó al niño si era más difícil darle un puñetazo o perdonar a su compañero. El niño dijo que era más difícil perdonar que ceder al impulso. La Madre le dijo que dado que era un niño valiente, debía hacer lo más difícil. La Madre estaba tratando de enseñarle al niño que si alguien nos ha lastimado, se requiere más valor para perdonar que para devolver el golpe. La Madre estaba tratando de sacar al niño de la contención basada en el miedo en favor de la contención basada en el perdón. El perdón es un acto de valentía. Si nos abstenemos de devolver un golpe simplemente porque tenemos miedo, la falta de acción es cobardía o pragmatismo, pero ciertamente no es coraje ni perdón. El perdón genuino no se basa en el miedo sino en el amor. El miedo necesita de dos personas, el que teme y el otro, o sea a quien uno teme. El miedo no solo necesita a estos dos, también necesita una aguda conciencia de que los dos son dos. El amor también necesita de dos personas, el que ama y otro, aquél que es amado. El amor necesita dos personas, pero surge de los dos sintiéndose como si fueran uno.

Cuando una persona, que está claramente equivocada, debe enfrentar esta situación ¿cuál es la respuesta más común? La respuesta más común es ponerse a la defensiva; para justificarse a sí mismo. La defensa no es convincente; la justificación es vacía; la persona lo sabe y, sin embargo, sigue discutiendo. Un ejemplo clásico de este tipo de situaciones es la forma en que la mayoría de las personas se comportan cuando son descubiertas engañando a su pareja. Niegan la acusación, defienden su comportamiento, recurren a todo lo posible menos a admitir el error y pedir disculpas. Lo que hay detrás de tal comportamiento es el ego de la persona. Trascender el ego y admitir nuestro error es un acto de valentía.

Gary Zukav ha resumido la esencia del coraje en una frase simple: «Se requiere coraje cuando la voluntad y el miedo se entrecruzan». *Si la fuerza de voluntad es tan fuerte que el miedo puede ser ignorado, la persona adquiere el coraje para hacer lo que desea; si el miedo a las consecuencias domina la voluntad, la persona pierde el valor necesario para hacer lo que desea. Esta perspectiva nos permite abordar un amplio espectro del «coraje», no todos los tipos de coraje son deseables e, incluso, muchos no son espirituales. Lanzar un zapato a un líder puede parecer un acto de valentía, pero en realidad es una imprudencia. Se necesita valor para realizar una escena de riesgo para una película, pero esto solo puede tener como fin ganarse la vida. Escalar el Everest es un acto de valentía, pero puede estar impulsado por el deseo de ser admirado, de ganarse un nombre y fama. Un niño puede saltar a una piscina helada cuando sus otros amigos lo están haciendo, solo para ser aceptado por el grupo. Eso es valiente, pero no es un acto espiritual. Pero si el niño salta a una piscina helada para salvar a alguien que se está ahogando, eso sería un acto espiritual. Cuando Krishnan, que tenía una oferta de trabajo de un hotel cinco estrellas en Suiza, decidió no ir allí una semana antes de partir de la India, para poder alimentar a los que sufren hambre y no tienen un hogar en Madurai, esto fue un acto de coraje espiritual. En resumen, lo que hace que el coraje sea espiritual es la motivación del acto y sus consecuencias. Si el motivo es el amor y el resultado es una elevación de la conciencia, el valor es de carácter espiritual. Las decisiones basadas en el amor verdadero traen consigo el coraje necesario para actuar. Esto sucede porque estas elecciones están respaldadas por el ser psíquico. El ser psíquico es nuestra esencia divina. Lo Divino no sólo todo lo sabe, sino que también es todopoderoso. Debido a su carácter omnisciente, la elección que nos es dada por nuestra voz interior, proveniente del ser psíquico, es extremadamente clara; no nos deja ninguna duda sobre qué es lo correcto. Debido al carácter todopoderoso de lo Divino, si decidimos actuar en base a la voz del ser psíquico, también adquirimos el coraje para actuar en consecuencia. Es este coraje psíquico lo que le facilitó a Krishnan no solo renunciar a un trabajo redituable, sino también desafiar a sus padres y otros simpatizantes. El coraje psíquico facilita que la persona se enfrente al mundo entero, si fuera necesario.

Uno de los tres pilares de la sadhana en el camino espiritual es el «rechazo»: el rechazo de todo lo que sea un obstáculo en el camino. Los obstáculos están más dentro que fuera. Todas las tendencias negativas que surgen del ego, como los deseos, la ira, la codicia, el apego, la arrogancia y los celos, deben ser rechazados y reemplazados por sus opuestos. Pero estamos tan apegados a nuestras tendencias negativas que se necesita un gran coraje para erradicarlas. Por lo tanto, estar en el camino espiritual es en sí mismo un acto de gran valentía. Estar en el camino espiritual revelado por La Madre y Sri Aurobindo es un acto de coraje aún mayor porque Su camino no insiste en la renuncia a la vida mundana; más bien, alienta a comprometerse con el mundo con amor y compasión. Su camino no tiene un enfoque único para todos; en Su camino, cada buscador tiene que encontrar el suyo. Su camino no es el camino trillado; es una aventura en territorio inexplorado. Su camino no es para la salvación individual; es para la transformación individual encaminada a la elevación colectiva. Por tanto, Su camino no es para tímidos ni débiles. De ahí que una de las oraciones que nos ha dado la Madre dice: “Haz de nosotros los héroes guerreros que aspiramos ser. Luchemos con éxito la gran batalla del futuro que va a nacer, contra el pasado que busca perdurar; para que las cosas nuevas se manifiesten y estemos listos para recibirlas».

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*Gary Zukav: Spiritual Partnership – the Journey to Authentic Power. London: Rider, 2010, p. 160.

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Traducido por NB Traducciones.