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SATTVA

El Principio del Conocimiento y la Armonía

por Ramesh Bijlani

Una luz imperfecta guiando a una masa errante

Por el poder del sentido y la idea y la palabra,

Ella desentraña el proceso, la sustancia y la causa de la naturaleza.

Armonizar toda la vida mediante el control del pensamiento,

Ella con el enorme embrollo lucha todavía;

Ignorante de todo menos de su propia mente buscadora

Para salvar al mundo de la Ignorancia ella ha venido.

Sri Aurobindo («Savitri», Libro 2, Canto 10, pág. 250, edición SABCL)

Sattva es uno de los tres modos de la naturaleza o gunas. Es el principio del conocimiento y la armonía. Hay, al menos, un poco de sattva en cada uno de nosotros y su expresión puede mejorarse mediante el esfuerzo personal. Una forma de ver el yoga es considerarlo como un proceso de aumento de la proporción de sattva en nuestra personalidad. El impulso sáttvico es lógico, luminoso y noble. Actuar sobre el impulso sáttvico conduce a la felicidad con un sentimiento superior que proviene de la armonía entre el alma y la acción externa. La acción sáttvica no está motivada por un deseo limitado y se caracteriza por la autodisciplina y el autocontrol. Un regalo se vuelve sáttvico si se da puramente por amor, no a cambio de un favor recibido en el pasado o a la espera de un favor en el futuro. Se entrega a la persona adecuada, por el motivo adecuado, en el momento y lugar adecuados. La acción sáttvica está libre de egoísmo, no está motivada por el lucro y, sin embargo, es entusiasta. La persona sáttvica no está apegada ni al trabajo ni a su resultado y, sin embargo, pone su corazón y su alma en el trabajo. Cuando se trata de comida, la persona sáttvica opta por lo que es bueno para el cuerpo, en la cantidad justa: ni mucho ni poco.

Sattva no es natural para la mayoría de nosotros. O bien rajas (el principio del dinamismo y los deseos) intenta dominarlo introduciendo el deseo de riqueza, poder, prestigio o placer sensorial; o bien tamas (el principio de la pereza) nos tienta hacia la inactividad. Por lo tanto, sattva debe cultivarse mediante la autodisciplina, tanto interna como externa. Al principio, significa renunciar voluntariamente a varios placeres a los que estamos acostumbrados. El proceso implica mucho sufrimiento y lucha, un proceso que Sri Aurobindo ha descrito como una agitación de nuestra naturaleza que al principio produce un veneno amargo. Pero eventualmente la agitación produce el dulce néctar de una felicidad duradera. Esto contrasta con el fruto de rajas, que es dulce al principio, pero amargo a la larga (El Gita, 18:37-38). Sin embargo, volverse predominantemente sáttvico no es suficiente porque incluso sattva es una formulación mental. Por eso, sattva tiene su propio ego, y de él emanan los deseos, la arrogancia y los apegos sáttvicos. Cuando una persona declara con orgullo que puede dormir en una cama dura, que está dispuesta a barrer el suelo, que dona regularmente a media docena de organizaciones benéficas o que nunca utiliza el teléfono inteligente, está expresando su ego sáttvico. El apego egoísta a los deseos o modo de vida sáttvicos también puede ser doloroso para la persona, así como para aquellos con quienes trata. El apego, incluso si es sáttvico, es una cadena. Como ha dicho Swami Vivekananda, una cadena de oro es tanto una cadena, como lo es una cadena de hierro. Es por eso que el ideal enunciado por el Gita es ir más allá incluso de sattwa, llevar una vida guiada por nuestra esencia divina y, finalmente, lograr la completa armonía de nuestros pensamientos y sentimientos con esta esencia divina. Sattva es la puerta de entrada a esta armonía, pero no el destino final.

(Ensayos relacionados: Gunas, Ser psíquico, Rajas, Tamas, Trigunatita)

Traducido por NB Traducciones.