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LA MADRE

por Ramesh Bijlani

Todas mis realizaciones, el Nirvana y otras, habrían permanecido teóricas, por así decirlo, en lo que respecta al mundo exterior. Fue la Madre quien mostró el camino hacia una forma práctica. Sin ella, ninguna manifestación organizada hubiera sido posible.

SRI AUROBINDO

Mirra Alfassa, más tarde llamada “La Madre”, nació el 21 de febrero de 1878 en París. Desde niña fue una persona introspectiva y su búsqueda espiritual finalmente la llevó a Sri Aurobindo en 1914. Aunque este fue su primer encuentro, hubo un reconocimiento instantáneo. Sin embargo, debido a la Primera Guerra Mundial, Mirra tuvo que volver a Francia en 1915. El 24 de abril de 1920 regresó a Pondicherry, para no irse nunca más.

El 24 de noviembre de 1926, Sri Aurobindo experimentó una nueva realización (siddhi). Desde ese día en adelante, Sri Aurobindo se recluyó, manteniendo contacto con los discípulos sólo a través de la correspondencia. En ese momento, la Madre se hizo cargo por completo del Ashram. Cuando era una niña, la Madre anhelaba crear un lugar donde los buscadores espirituales pudieran perseguir sus aspiraciones más elevadas sin tener que preocuparse por sus necesidades físicas. Ahora tenía la oportunidad de darle una forma práctica a su sueño y a la visión de Sri Aurobindo.

La colaboración entre Sri Aurobindo y la Madre tuvo un carácter complementario, Sri Aurobindo concentrándose en el trabajo interno y la Madre ocupándose del trabajo externo. Su yoga que afirma la vida no puede estar completo sin estos dos componentes. Cuando Shri Surendra Nath Jauhar, el fundador de la rama Delhi del Ashram (conocido popularmente como Chacha ji), vio por primera vez a La Madre, sintió que había visto una «imagen feérica, cuyo rostro tranquilo y hermoso irradiaba luz, haciendo que toda la atmósfera fuera tan sobrenatural que por todos lados parecía un ángel que descendía del cielo”.

La Madre presidió el Ashram de Pondicherry verdaderamente como una madre que todo lo da. Tenía un corazón amoroso lo suficientemente grande como para alojar al mundo entero, y el amor se expresaba en sus ojos. A nivel espiritual, siempre que los sadhakas hicieran su parte, ella se encargaba del resto. Recibía preguntas, incluso preguntas sencillas y a veces ridículas, con infinito amor y comprensión. A nivel físico, los alentaba a pedir lo que necesitaran, diciendo «¿No soy yo tu madre que te ama?». Aunque ya no está más físicamente, continúa haciendo lo mismo por todos sus hijos.

La Madre nació el 21 de febrero de 1878 en París bajo el nombre de Mirra Alfassa. De padres pudientes, tuvo una infancia muy confortable. Su padre era banquero y su madre tenía pasión por la excelencia, pero sin inclinaciones espirituales. Pero Mirra era una niña introspectiva y no estaba interesada en actividades frívolas como las visitas al circo. No solo era introspectiva, sino que también tenía inusuales sueños y visiones espirituales. A la edad de cinco años experimentó un aura alrededor de su cabeza, que permaneció con ella durante toda su vida y continuó guiándola. Su mirada seria y reflexiva preocupó a su madre, quien una vez le preguntó: «¿Por qué te sientas así con el rostro fijo, como si todo el mundo te estuviera presionando?» Mirra respondió: «Sí, de hecho, ¡siento el peso de las miserias del mundo presionándome!» Cuando tenía unos trece años, tuvo un sueño único que continuó regresando casi todas las noches durante aproximadamente un año. En este sueño se vio a sí misma con una enorme túnica dorada que se extendía en un gran círculo y protegía a una ciudad como un paraguas. Para refugiarse debajo de ella vinieron personas ancianas, enfermas e infelices. Tan pronto como tocaron la túnica, mejoraron y se sintieron aliviadas. Por lo tanto, cuando Mirra tenía trece años, supo que su misión en la vida era aliviar la miseria de muchos. Además, también supo, incluso a esa temprana edad, que el ser humano podía manifestar a Dios en la tierra en una vida divina.

Aunque la educación formal de Mirra comenzó solo cuando tenía unos siete años, demostraba ser una niña polifacética: muy buena en los estudios, así como en los deportes, la pintura y la música. Aprendió a jugar al tenis a los ocho y todavía lo seguía jugando a los ochenta.

ENCUENTRO CON SRI AUROBINDO

El encuentro de Mirra con Sri Aurobindo en Pondicherry fue el resultado de una serie de eventos notablemente sincronizados. Parece que una conciencia gemela, separada físicamente por miles de kilómetros, estaba atravesando independientemente una fase preparatoria para una misión común. Tan pronto como terminó la preparación, algunos acontecimientos mundanos, muchos y muy cercanos para ser puras coincidencias, tuvieron que ocurrir en rápida sucesión para acercarlos geográficamente. Sri Aurobindo se mudó a Pondicherry en 1910. Mirra, que estaba casada con un artista, Henri Morisset, se separó de él en 1908 y se casó con un buscador espiritual, Paul Richard, en 1911. Paul estaba buscando un maestro espiritual que le pudiera explicar satisfactoriamente el significado de la “Estrella de David”. Paul visitó Pondicherry en una misión electoral en 1910, conoció a Sri Aurobindo y le pidió que interpretara el símbolo de la «Estrella de David». Sri Aurobindo hizo eso; y además, Paul descubrió que el propio símbolo de Sri Aurobindo también incluía la «Estrella de David». Mirra, por su parte, venía visualizando repetidamente en sus sueños desde los once años, el rostro de un ser que le enseñaba la disciplina necesaria para el cumplimiento de su misión de manifestación divina en la conciencia terrestre. Era un rostro indio, a quien llamó Krishna, y cuyo boceto ya había dibujado en su mente.

En la siguiente visita a Pondicherry en 1914, Mirra también viajó con Paul. Aunque fue la primera vez que se encontró con Sri Aurobindo, hubo un reconocimiento instantáneo. Sabía que finalmente había conocido al Krishna de sus sueños. Paul y Mirra se llevaban muy bien con Sri Aurobindo e hicieron planes a largo plazo para quedarse en Pondicherry y también para publicar una revista, Arya, que apuntaría a una síntesis de las tradiciones espirituales del mundo. Pero la Primera Guerra Mundial estalló en 1914 y el Gobierno de Francia quiso que Paul volviera para unirse al Ejército de Reserva. Por lo tanto, volvió a Francia con Mirra en 1915. Ella regresó a Pondicherry el 24 de abril de 1920, esta vez con la intención clara de no irse nunca más. En 1920, Mirra fue acompañada por Paul y una señorita Dorothy Hodgeson, una dama británica que se convirtió en su amiga durante la estadía en Japón de 1916 a 1920. La señorita Hodgeson también se convirtió finalmente en residente del Ashram en Pondicherry. A pesar de que tanto Mirra como Paul eran buscadores de la Verdad, habían comenzado a tener diferencias entre ellos. A Paul le resultó difícil entregarse totalmente a Sri Aurobindo como lo había hecho Mirra. Finalmente, Paul dejó Pondicherry para mudarse a Nueva York, donde continuó trabajando para el resurgimiento de India y Asia. Pero le confesó a Dilip Kumar Roy en 1927 que “… mi tragedia es que mi amor por la voluntad propia me obligó a dejar su égida (la de Sri Aurobindo) y elegir la alternativa de vivir una vida sin sentido lejos del único hombre cuya sociedad considero por encima de todas las demás juntas».

CONSTRUYENDO EL ASHRAM

Sri Aurobindo Ashram comenzó con las dos casas alquiladas en las que vivían un puñado de discípulos de Sri Aurobindo. El 24 de noviembre de 1926, Sri Aurobindo tuvo una experiencia espiritual muy significativa, después de la cual decidió recluirse. El cuidado del Ashram quedó enteramente en manos de Mirra, a quien ahora se la conocía en el ashram como “La Madre”. La Madre estaba muy complacida de tener esta oportunidad porque desde que era una niña había soñado con crear un lugar donde los buscadores espirituales pudieran perseguir sus aspiraciones más altas sin tener que preocuparse por sus necesidades físicas. A partir del momento en que la Madre se hizo cargo por completo del Ashram, el número de discípulos aumentó y su visión comenzó a tomar forma concreta. Inicialmente, hubo cierta resistencia a que la Madre asumiera el liderazgo del Ashram porque ella también había venido como discípula y era extranjera. Pero Sri Aurobindo aclaró que la consciencia de la Madre y la suya eran la misma consciencia. Con su tremendo poder espiritual, con su excepcional capacidad organizativa, con sus notables cualidades de liderazgo y, sobre todo, con su amor ilimitado por todos, la Madre pronto ordenó las tareas y dedicación de los discípulos. A medida que la población del Ashram creció, se agregaron nuevos servicios, se crearon departamentos y los jefes de departamento designados por la Madre. La expansión de las actividades fue dirigida por las necesidades y no se basó en un plan maestro preparado de antemano. Uno de los principios básicos seguidos era que los residentes del Ashram (llamados Ashramitas) no pretendían ningún salario y las actividades no estaban motivadas por el lucro. El Ashram se convirtió en un laboratorio para poner en práctica la máxima de Sri Aurobindo, «Toda la vida es yoga». Sri Aurobindo una vez le dijo a un discípulo que sus ideales habrían permanecido teóricos si no fuera por la Madre que les dió una forma práctica. A pesar de que Sri Aurobindo continuó respondiendo a las cartas de los discípulos incluso mientras estaba retirado, fue la Madre quien respondió a las preguntas que surgían en el curso de la vida diaria de forma individualizada, cara a cara. Consideraba cada pregunta, incluso preguntas sencillas y a veces ridículas, con infinito amor y comprensión.

La Segunda Guerra Mundial también trajo algunos niños al Ashram. Para cuidar de su educación, la escuela del Ashram se inició en 1943. La Madre, educadora de corazón, aprovechó la oportunidad para implementar un sistema ideal de educación basado en la filosofía integral. En 1951, la escuela del Ashram se amplió hasta el nivel de universidad para convertir en realidad uno de los sueños de Sri Aurobindo. Sri Aurobindo creía que un Centro como tal, contribuiría sustancialmente a la transformación de la vida en la tierra para que la vida mundana sea una manifestación apropiada de lo Divino. Cuando surgió la necesidad, se agregaron al Ashram una casa de huéspedes, una imprenta y varios otros servicios. Aunque los sadhakas estaban a cargo de varias secciones, la Madre se interesó profundamente en cada actividad. Enseñaba en la escuela, hablaba con los niños y los maestros, jugaba con los niños y también encontraba tiempo para resolver quejas y disputas. El resultado fue que, a veces, apenas podía dormir una hora por la noche. No tenía tiempo para dedicarle a su propia meditación (no lo necesitaba; su trabajo en sí mismo era meditación).

El DESCENSO SUPRAMENTAL

El yoga de Sri Aurobindo y la Madre tiene un objetivo que ningún otro maestro espiritual había visualizado como realista. El objetivo es colaborar con la naturaleza en el proceso de evolución para acelerar el advenimiento de una nueva especie con una conciencia mucho más elevada, cualitativa y enteramente diferente de la conciencia humana actual. Dado que el nivel más alto de la conciencia humana normalmente es el mental, la nueva conciencia aún por evolucionar se ha llamado conciencia supramental. Este nivel de conciencia ha sido logrado por los rishis y los místicos a lo largo de los siglos. Pero lo que Sri Aurobindo y la Madre visualizaron, y establecieron como objetivo, fue que lo que ha sido posible para muy pocos en el pasado se convierta en la norma en una nueva especie suprahumana. Para ello se ha considerado necesario que la Conciencia Supramental ingresara en la atmósfera terrestre. Sri Aurobindo trabajó gran parte de su vida, particularmente los últimos 24 años de su retiro, para lograr tal descenso. El descenso transformó su cuerpo, como lo demuestra la falta de putrefacción de su cuerpo incluso en 4 días. Se esperaba que su salida del cuerpo físico facilitara el descenso Supramental en el planeta en su conjunto. Y la Madre facilitó este trascendental evento el 29 de febrero de 1956 durante la meditación colectiva nocturna. La Madre describió la experiencia y su intervención con las siguientes palabras inmortales:

“…. Estaba frente a una puerta dorada enorme y maciza que separaba al mundo de lo Divino. Mientras miraba la puerta, supe y ordené, en un solo movimiento de conciencia, que ‘ha llegado el momento’, y levantando con ambas manos un poderoso martillo dorado di un golpe, un solo golpe en la puerta y la puerta se hizo añicos. Luego, la luz, la fuerza y la conciencia Supramentales se precipitaron sobre la tierra en un flujo ininterrumpido».

¿Ha cambiado la realidad exterior del mundo dicho suceso? La respuesta de la Madre a esta pregunta fue que la raza supramental podría tardar algunos siglos en evolucionar, pero las formas intermedias entre la raza humana actual y la raza supramental podrían empezar a aparecer ahora. Posiblemente eso ya haya sucedido. Los niños han comenzado a expresar habilidades que asombran sin fin a la generación de sus padres. David Hawkins, quien ha elaborado una forma de cuantificar la conciencia, presente y pasada, ha dicho que el nivel colectivo de conciencia humana, que había sido constante durante muchos siglos, había aumentado significativamente a mediados de la década de 1980 (1). De hecho, tenemos el privilegio de estar presentes en esta fase emocionante y sin precedentes de la historia mundial.

AUROVILLE

Auroville es un municipio, inspirado en la Madre, muy cerca de Pondicherry. El municipio lleva más allá, en forma concreta, la visión de la unidad humana de Sri Aurobindo basada en la divinización de la vida humana. Es un lugar en el mundo que ningún país puede llamar propio, un lugar que no pertenece a nadie en particular. El municipio se inauguró el 28 de febrero de 1968, poco después del nonagésimo cumpleaños de la Madre. En el día inaugural, se colocaron puñados de arcilla de 124 países en una urna con forma de loto en Auroville, como un gesto para simbolizar la unidad de toda la humanidad.

La Madre leyó la carta de Auroville ese día, en la que visualizó Auroville como “el lugar de una educación sin fin, de progreso constante y una juventud que nunca envejece”, y lo llamó “el puente entre el pasado y el futuro”. . En los más de cuarenta años de su existencia, Auroville ha logrado un progreso constante a pesar de muchas dificultades internas y externas. Ha sido un experimento único, en el que más de mil personas de varias naciones conviven en una comunidad autosuficiente, cada miembro contribuyendo al lugar según su capacidad, pero nunca intercambiando dinero con los miembros de la comunidad.

PENSAMIENTOS FINALES

La colaboración entre Sri Aurobindo y la Madre tuvo un carácter complementario, Sri Aurobindo se concentró en el trabajo interno y la Madre se ocupó del trabajo externo. Su yoga que afirma la vida no podría estar completo sin estos dos componentes. Juntos pudieron lograr lo que sería imposible hacer en un solo cuerpo. La tarea de la Madre fue sumamente difícil porque dio forma concreta a una visión muy idealista, la visión de Sri Aurobindo. Primero, el yoga de Sri Aurobindo abraza todos los aspectos de la vida; por eso no se incentiva la renuncia física. En segundo lugar, su ideal es la renuncia interior, no la supresión de los deseos. En tercer lugar, no prescribe ninguna técnica específica ni describe un camino que todos los devotos deban seguir; anima a cada buscador a encontrar su propio camino. Permitir esta flexibilidad y libertad a los residentes que tal vez no estaban adecuadamente preparados para la disciplina interna requerida y, sin embargo, dirigir el Ashram sin problemas fue algo que solo la Madre podría haber hecho. Ella presidió el Ashram verdaderamente como una madre generosa. Exudaba autoridad mezclada con amor. Tenía un corazón amoroso lo suficientemente grande como para alojar al mundo entero, y el amor se expresaba en sus ojos. Muchos sintieron este amor y quedaron cautivados instantáneamente. Cuando Sri Surendra Nath Jauhar, el fundador de la Rama Delhi del Ashram (popularmente conocido como Chacha ji), visitó el Pondicherry Ashram por primera vez, se preguntó qué tipo de Ashram era ese que no tenía ni katha ni kirtan, ni shiksha ni deeksha, ni cabezas rapadas ni túnicas azafrán. Pero esperó, de todos modos, el darshan de la Madre. Cuando finalmente llegó la Madre, y la vio por primera vez, sintió que había visto una «una mujer que parecía salida de un cuento de hadas cuyo rostro tranquilo y hermoso irradiaba luz, haciendo que toda la atmósfera fuera tan sobrenatural que, por donde la mires parecía un ángel que había descendido del cielo”. La Madre abandonó su cuerpo físico el 17 de noviembre de 1973 después de aproximadamente una semana de enfermedad asociada con un corazón defectuoso. Después de ser guardado para el último darshan por poco más de 2 días, el cuerpo fue enterrado cerca del Samadhi de Sri Aurobindo bajo el árbol del Servicio el 20 de noviembre de 1973. La Madre tuvo una paciencia infinita al tratar con los discípulos, incluso con sus idiosincrasias y excentricidades. A nivel espiritual, esperaba muy poco de ellos. En una cita célebre, Ella dice: «Sé simple, sé feliz, permanece tranquilo, haz tu trabajo lo mejor que puedas, mantente siempre abierto a mí, eso es todo lo que se te pide». Mientras los buscadores hicieran su parte, ella se encargaba del resto. A nivel físico, los animó a pedir lo que necesitaran, diciendo «¿No soy yo tu madre que te ama?» Aunque ahora ya no está físicamente, sigue haciendo lo mismo por todos sus hijos. Sus hijos, esparcidos por todo el mundo, continúan buscando su guía e indulgencia, le revelan sus pensamientos y aspiraciones más profundos, y continúan recibiendo respuestas llenas de Su infinito amor y abundante gracia.

REFERENCIA

Hawkins, David R. Power Versus Force: una anatomía de la conciencia. Sedona, Arizona: Veritas, 1995.

BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA

Libros sobre La Madre

Iyenger KRS. Sobre la Madre: la crónica de una manifestación y ministerio. Pondicherry: Centro Internacional de Educación Sri Aurobindo, 3a edición, 1994.

Jauhar T. Creciendo con La Madre. Nueva Delhi: Sri Aurobindo Ashram – Sucursal de Delhi, 1999.

Nandakumar P. La Madre (del Ashram Sri Aurobindo). Nueva Delhi: National Book Trust, India, 1977.

Nirodbaran. Contactos memorables con La Madre. Pondicherry: Sri Aurobindo Ashram, 2da edición, 1991.

Van Vrekhem G. Beyond Man: la vida y obra de Sri Aurobindo y La Madre. Nueva Delhi: HarperCollins Publishers India, 1997.

Libros de La Madre

La Madre. En Educación. Pondicherry: Sri Aurobindo Ashram, 1978.

Salud y curación en el yoga: selecciones de los escritos y charlas de La Madre. Pondicherry: Sri Aurobindo Ashram, 1979.

La Madre. Oraciones y meditaciones. Pondicherry: Sri Aurobindo Ashram, 2da edición, 2003.

Historias contadas por La Madre. Volúmenes 1 y 2. Pondicherry: Sri Aurobindo Ashram, 2001.

La Madre. Cuentos de todos los tiempos. Pondicherry: Sri Aurobindo Ashram, 6a edición, 2006.

Traducido por NB Traducciones