El Amor en la Vida Diaria

Debangshu Chaudhury

Aparte del increíble orden que caracteriza a la ciudad de Singapur, hubo otra cosa que me tomó por sorpresa: la cantidad de extraños que me sonreían. En las carreteras, en los mercados, en los transportes públicos – si haces contacto visual con alguien, podrías ampliarlo con una sonrisa. Un gesto tan simple como regalar una sonrisa es muy poderoso. Tiene la fuerza para convertir un día cualquiera en uno memorable. Puede calmar a una persona en un instante. Tiene la capacidad de evaporar momentáneamente la tensión. La sonrisa trae paz. Crea un vínculo, una especie de confianza entre las personas. Una sonrisa tiene la capacidad de crear una conexión tácita que podría tener efectos duraderos. Incluso después de tantos años, puedo recordar con bastante claridad el gesto de amabilidad en las caras de aquellos que cortésmente me regalaron una sonrisa. No había motivos ni propósitos detrás de esa acción. Pensé que este sería uno de los gestos más hermosos que requieren un esfuerzo insignificante. Sonreír a alguien que no conoces. ¡Qué magnífico puente entre dos almas!

En este sentido, el sistema de valores de la clase media India a menudo ha planteado una opinión ligeramente diferente. Sonreír a los extraños no es considerado como un gesto amistoso o incluso dulce. De niños, de hecho, se nos enseña a no sonreír a personas desconocidas. Puede enviar señales incorrectas, nos han dicho a menudo. Si bien no voy a rechazar o incluso negar esta posibilidad, creo, sin temor a equivocarme, que sonreír a un extraño puede ser la forma más fácil y rápida de esparcir la bondad. Una sonrisa o un simple gesto amistoso a personas desconocidas para nosotros, creo, tiene el poder de reafirmar nuestra fe en la humanidad y brindarnos una gran esperanza. Una simple sonrisa, es una de las expresiones de amor más básicas e importantes. ++

El amor trae consigo equilibrio. En nuestro hogar, una de las formas simples pero efectivas de lograr este equilibrio consiste en ser un poco más empáticos en el trato con las personas que realizan las tareas domésticas. Por más radical que parezca, creo que vale la pena pensar en esta idea – sorprender a tu ayudante de vez en cuando, con una invitación a compartir una comida preparada por ti, o incluso colaborar al dividir las tareas del hogar. Un gesto de este tipo puede parecer ridículo. Pero si se practica, creo, bien podría convertirse en una base sólida para un vínculo profundo y de confianza entre dos personas, que podría ayudar a ambos a convertirse en mejores seres humanos. En este caso, el amor se convierte en empatía. Y la empatía crea un mejor entendimiento y equilibrio entre dos personas que interactúan prácticamente todos los días. Eso, a su vez, crea interacciones más suaves y menos fricciones, lo que permite un mejor funcionamiento diario del hogar. Dondequiera que surja una mejor comprensión, las personas a menudo dejan a un lado sus formas de ser y se apoyan el uno al otro, creando un ambiente más armonioso. El buen comportamiento, creo, puede producir una especie de reacción en cadena; lo que recibes es lo que das. La empatía seguramente despertará empatía. Si este tipo de amor se extiende a nuestras interacciones en la oficina, donde uno es un poco más considerado con sus colegas, especialmente con los subordinados, el estrés relacionado con el trabajo se puede reducir, se puede lograr una coordinación y comprensión mucho mayor entre los empleados, lo que permite una mayor producción y un ambiente de trabajo más amigable.

Luchar por el espacio crea estrés. La carretera es un área donde una persona promedio enfrenta un nivel de estrés extremadamente alto. Si el comportamiento en la carretera fuera tratado como uno de los parámetros del civismo, nosotros, los indios, realmente no estaríamos en la cima. Habiendo dicho eso, veo una oportunidad aquí para hacer un cambio positivo con un poquito de amor. En este caso, el amor se extendería hacia la cortesía, al ‘dar paso a los demás’. Una pequeña sonrisa, un mejor comportamiento, solo un poco de consideración por otro usuario vial cuando nos cruzamos en nuestros caminos, creo, puede ser de gran ayuda para disminuir este estrés. Puede requerir práctica, pero si inculcamos algunos cambios en nosotros mismos, creo que el estrés del tráfico puede ser abordado. ¡Permitámonos expresar amor en la carretera! Seamos considerados con los usuarios viales. Esto seguramente hará que todos respetemos un poco más las normas de tránsito. A medida que sigamos las reglas, generaremos un mayor sentido de disciplina en las carreteras. Una disciplina mayor resultará en menos estrés. Y un menor estrés en el tráfico definitivamente significará una mejor gestión del mismo. A su vez, una mejor gestión en el tráfico conducirá a la reducción de casos de ira, accidentes y víctimas.

Esencialmente hablando, si somos capaces de agregar solo una pizca de amor en nuestras interacciones diarias, esto puede ser un gran logro. Ser cortés y respetuoso es un hábito empoderador. El amor suele funcionar donde la mayoría de los otros métodos han fallado. Un poco de amor puede generar grandes cambios. Y un poquito de amor cuesta casi nada. Las repercusiones del amor pueden generar esperanzas y hacer que el acto de vivir esté libre de estrés hasta cierto punto. El amor en la vida cotidiana es una elección que hacemos. Permitamos que este amor llegue no solo a nuestros semejantes sino también a los animales y las plantas en forma de compasión. Seamos amables mientras observamos la naturaleza más de cerca. Encontremos tiempo para sumergirnos en el disfrute de un amanecer, el canto de los pájaros, el cambio de clima, una nueva hoja o una flor, cachorros callejeros recién nacidos en nuestra localidad. Seamos fuertes y claros con nuestro agradecimiento al guardia local, al asistente del estacionamiento, al vendedor en el centro comercial, al taxista, al empleado del lavadero de autos, al repartidor. Este tipo de amor sin duda beneficiará a todos en nuestra sociedad. Si practicamos este amor con frecuencia en nuestra vida cotidiana, seguramente nos encontraremos en una armonía mucho mayor dentro de nuestra comunidad. La única manera de reavivar el romance en la vida, que puede haberse perdido en el ajetreo de la vida urbana, es poder dar y recibir Amor en nuestra vida diaria.

Así, la tierra se abrirá a la divinidad
Y las naturalezas ordinarias experimentarán la gran elevación,
Se iluminarán los actos comunes con el rayo del Espíritu
Y se conocerá a la deidad en las cosas comunes.
Sri Aurobindo (Savitri, Libro 11, Canto 1, págs. 710-711)

Al citar el ejemplo de los singapurenses, no pretendo colocar a un tipo de sociedad en una plataforma de civilidad más alta que la de otra. Y muchos dirían que una sociedad ordenada es producto de la disciplina impuesta por el estado. Sea como fuere, lo que deseo enfatizar es que una situación ordenada es seguramente más deseable que una caótica. Hay armonía en ello. En el orden, un mayor número de personas tiene la oportunidad de prosperar. Al mismo tiempo, no diría que el orden es un subproducto directo del amor. Pero puedo decir con seguridad que, al extender el amor a escenarios caóticos y congestionados, la posibilidad de lograr orden aumenta. Y esto se vuelve beneficioso para todos.

 

La armonía es una fase de la ley cuya expresión espiritual es el amor.

– James Allen

 

 

 

Debangshu Chaudhury, un alumno de The Mother’s International School, hizo el Curso de Enseñanza de Yoga en el Ashram en 2019. Este artículo fue enviado por él en cumplimiento de una de las tareas incluidas en  los requisitos del curso.

Artículo publicado en el Volumen 45 Número 3 de Marzode 2020 en la Edición inglesa de The Call Beyond.

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