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TRIGUNAATEETA

Sattva es Bueno, Pero No Es Perfecto

por Ramesh Bijlani

… él [«trigunaateeta»] no es sáttvico, rajásico ni tamásico; él ve con un espíritu claro e imperturbable las alternancias de los modos y cualidades naturales en su acción, su juego rítmico de luz y felicidad, actividad y fuerza, reposo e inercia.

Sri Aurobindo («Ensayos sobre el Gita», pág. 177, edición SABCL)

El Gita ha descrito con bastante detalle las características que adquiere la personalidad mediante el dominio de tamas, rajas o sattva, los tres modos de la naturaleza, llamados gunas. Al leer esas descripciones, uno tiene la impresión de que sattva no sólo es muy bueno, sino también suficientemente bueno. Pero el Gita habla también de un nivel superior a sattva, para el cual sattva puede ser un peldaño. El nivel superior a sattva es trigunaateeta (más allá de las tres gunas). Esto plantea dos cuestiones. Primero, ¿qué hay de malo en las tres gunas, incluso en sattva? En segundo lugar, ¿cómo es el estado trigunaateeta?

¿Qué hay de malo en las tres gunas?

Los seres humanos nacen en la ignorancia. La ignorancia nos hace perder el sentido de unidad que nos conecta a todos. En su lugar, la ignorancia nos lleva a una conciencia separativa. La conciencia separativa lleva a la conclusión de que soy un individuo distinto con una existencia independiente. Por lo tanto, mi tarea principal es atender exclusivamente a mis necesidades y aspiraciones. Esto es lo que llamamos ego. El ego conduce al egoísmo, que se caracteriza por el interés propio y la arrogancia, y ambos parecen justificables para la persona egoísta. Ella justifica el egoísmo como una necesidad e incluso la arrogancia por la grandeza que puede ver en sí misma. Las tres gunas están enraizadas en la ignorancia; sattva menos que las otras dos. Pero incluso sattva, aunque es el principio del conocimiento y la armonía, no está completamente libre de la ignorancia. El ego sattvico es una realidad. El resultado es que hay una sensación de separación, una tendencia a ser egocéntrico, si no egoísta, y más que un rastro de arrogancia, incluso, en una persona dominada por sattva. Por ejemplo, una persona sáttvica puede mostrarse arrogante porque piensa que hay muy pocos con quienes valga la pena pasar el tiempo. Puede que no ayude a una persona que sufre porque piensa que esa persona se ha provocado el sufrimiento a través de sus propios actos y, por lo tanto, no merece ninguna compasión. Puede hacer alarde de su meticulosa rutina, su arduo trabajo o los sacrificios que ha hecho. Puede jactarse de no tener deseos, de comer alimentos sencillos, de dormir menos, de tener muy pocas posesiones o de su indiferencia hacia el frío y el calor. Puede rechazar con desprecio los regalos, la ayuda o el consuelo que se le ofrecen. Además, incluso una persona sáttvica sigue viéndose a sí misma como el hacedor del trabajo, aunque pueda verse como un instrumento de la Divinidad. Como resultado, es posible que se sienta apegado al trabajo. También, puede estar apegado a la felicidad que le aportan su trabajo y sus buenas obras. Todas estas son expresiones del ego sáttvico. Como resultado del ego sáttvico, la felicidad de una persona depende considerablemente de su trabajo, del resultado de su trabajo y de la satisfacción de su vanidad. Como estas cosas no pueden garantizarse ni ser constantes, la persona sáttvica también experimenta fluctuaciones de alegría y tristeza. Por eso ni siquiera sattva es suficientemente bueno, y el objetivo de un buscador espiritual debe ser trascender las tres gunas, incluido sattva.

¿Cómo es el estado trigunaateeta?

El estado trigunaateeta se caracteriza por un conocimiento casi total, y por lo tanto está libre de los defectos, manchas, errores, trampas y limitaciones del estado ignorante que es el campo para el libre juego de las tres gunas. Las gunas todavía siguen jugando, pero el trigunaateeta puede ver a través del juego y, por lo tanto, no está apegado ni perturbado, pase lo que pase. Él continúa trabajando, pero sólo como un “canal puro y silencioso” del Poder de lo Divino. Puede dar un paso atrás, mirar la jugada desde la distancia como un espectador y disfrutarla en lugar de tomarla tan en serio como para involucrarse. La mejor manera de terminar este ensayo tal vez sea describir algunas de las características del trigunaateeta, que ha sido liberado de las garras de las gunas: “permanece igual en la felicidad o el sufrimiento, igual ante la alabanza o la censura; para quien, amigos y enemigos son iguales” (El Gita, 14:24-25). Este grado de paz establecida e imperturbable sólo se logra trascendiendo no sólo tamas y rajas, sino también sattva. Sattva puede ser una cadena de oro; pero una cadena sigue siendo una cadena.

Lectura sugerida

El Gita, Capítulo 14.

(Ensayos relacionados: Ego, Gunas, Rajas, Sattva, Tamas, Trascendencia)

Traducido por NB Traducciones