TAMAS
El Principio de la Ignorancia y la Inercia
por Ramesh Bijlani
Esclava de una masa fija de reglas absolutas,
Ve como Ley los hábitos del mundo,
Ve como Verdad los hábitos de la mente.
Sri Aurobindo («Savitri», Libro 2, Canto 10, pág. 245, edición SABCL)
Tamas es uno de los tres modos de la naturaleza que contribuyen a la personalidad de un individuo. Tamas es el principio de la ignorancia y la inercia. La inercia conduce a algo más que a la pereza. También hace que una persona se resista al cambio. Normalmente estamos acostumbrados a una rutina, a un determinado tipo de trabajo, a un tipo particular de comida, a un patrón característico de comportamiento, etc. Lo que estamos acostumbrados a hacer puede no ser lo mejor, podemos saber qué no es lo mejor y, sin embargo, nos reconforta aferrarnos a lo conocido. El cambio, especialmente el cambio para mejorar, implica esfuerzo. El elemento tamas en nuestra personalidad se resiste al esfuerzo y, por lo tanto, también se resiste al cambio. Ahora, puede que te resulte fácil aceptar que no estás completamente libre de tamas; de hecho, casi nadie lo está. A veces, tamas puede ocultarse detrás de una actividad febril. Una persona puede trabajar muy rápido por la mañana para poder terminar el trabajo rápidamente y luego pasar el resto del día sin hacer nada; otra, puede decidir trabajar duro durante diez años con la idea de ganar lo suficiente para poder vivir sin trabajar el resto de su vida. En ambos casos, la persona es básicamente perezosa pero puede parecer trabajadora.
El trabajo que realiza una persona dominada por tamas es imperfecto, ineficiente, lento y carece de innovación o creatividad. Lo poco que hace no tiene claridad de pensamiento detrás. Está muy feliz de hacer lo suficiente para sobrevivir. Tiene tendencia a culpar a los demás, o a su destino, por no haber logrado algo significativo. Si da algo, lo hace por motivos equivocados. Por ejemplo, puede darle comida no apta para el consumo a un empleado o a un mendigo en lugar de tirarla. Si está poco familiarizado con las prácticas espirituales, su pereza puede disfrazarse de práctica meditativa encaminada a la liberación. De hecho, la quietud sáttvica y la inercia tamásica pueden tener un parecido superficial. La diferencia radica en el amor y la compasión que caracterizan el trato de la persona sáttvica con los demás. La persona tamásica, por otra parte, está completamente ensimismada y se regodea en la autocompasión. Como todo lo demás, también está confundida acerca de su felicidad. A veces puede estar de mal humor y culpar de ello a la naturaleza injusta de la vida o a una sociedad injusta. En otro momento, puede afirmar que es feliz tal como es y hacer alarde de virtudes como la ecuanimidad, la satisfacción y la entrega a lo Divino. La mejor cura para tamas es el trabajo. Incluso el trabajo realizado con motivos rajásicos es mejor que tamas. Un cambio de tamas a rajas es un avance positivo, al igual que un cambio de rajas a sattwa.
Sin embargo, todo lo que existe, incluido tamas, es una manifestación de lo Divino. Tamas es la contraparte psicológica de la estabilidad que proporciona la materia en el mundo material. Por eso Sri Aurobindo dice:
Y, sin embargo, tras ella se encuentra un poder cósmico:
Una mesurada Grandeza sostiene su plan más vasto,
Una insondable uniformidad marca el ritmo de la vida;
Las inmutables órbitas de las estrellas surcan el Espacio inerte,
Un millón de especies siguen una Ley muda.
(«Savitri», Libro 2, Canto 10, pág. 247, edición SABCL)
(Ensayos relacionados: Gunas, Rajas, Sattwa)
Traducido por NB Traducciones.