Compasión: Un Paso Hacia Dios

Una profunda compasión, un santuario silencioso,
Su ayuda interior abrió una puerta en el cielo;
El amor en ella era más amplio que el universo.
El mundo entero podría refugiarse en su infinito corazón. 

Sri Aurobindo («Savitri», Libro 1, Canto 2, líneas 169 a 172)

Desde el punto de vista espiritual, nuestra existencia como individuos separados es sólo una realidad parcial y superficial. En un nivel más profundo, todos estamos interrelacionados; de hecho, todos somos uno. La unidad se traduce en un sentimiento de intimidad con nuestros semejantes. Si “otra persona” sufre, nosotros también nos sentimos tristes. El sentimiento compartido puede traducirse en una acción encaminada a reducir el sufrimiento. Cuando la Madre tenía unos trece años, poco después de acostarse, tuvo una experiencia que se repitió noche tras noche durante aproximadamente un año. Se vio a sí misma flotando, elevándose por encima de la ciudad. Se vio a sí misma con una larga y grande túnica dorada que se extendía sobre la ciudad como un paraguas. Mujeres, niños y hombres sufrientes se refugiaron bajo la túnica, contaron sus penurias y pidieron ayuda. En respuesta, la túnica se movió hacia cada uno de ellos y la tocaron. Tocar la túnica hizo que el sufrimiento desapareciera, y nada la hacía más feliz que ver eso suceder. Esta visión fue una indicación del papel que estaba destinada a desempeñar más tarde, dedicando su vida a la misión de elevar la conciencia del planeta, que es la solución definitiva a todos los males, injusticias y sufrimientos del mundo.

Una acción compasiva puede implicar una pérdida de dinero, de comodidad física y hasta puede retrasar el logro de un objetivo personal mundano. Por eso, la Madre Teresa decía que el verdadero amor duele. Daña nuestros intereses materiales pero, a pesar de las dificultades o las penurias, nosotros somos más felices. La acción compasiva implica dar. Damos cuando somos conscientes de que algo que tenemos podría aprovecharse mejor si lo compartimos con los demás. Cuando determinamos el mejor uso que se le puede dar a algo que poseemos, hemos unido nuestras necesidades e intereses con los de otra persona. El muro que nos divide ha sido derribado. La única consideración es cuál es la necesidad, no de quién es la necesidad. Compasión, literalmente, significa sufrir con otra persona. La compasión es el resultado del amor y la cercanía con el prójimo.. Hace más agradable el mundo que nos rodea. También nos hace crecer espiritualmente. Como dijo Swami Vivekananda, cada vez que pensamos en alguien con compasión, damos un paso hacia Dios.

Si sufres, yo también lloraré;
Tus momentos de alegría llenarán mi corazón.

Publicado como blog en Speaking Tree el 27 de diciembre de 2013. El enlace:
https://www.speakingtree.in/blog/compassion-a-step-towards-god

 Publicado en «Sabiduría Espiritual en Pequeñas Dosis», de Ramesh Bijlani, edición Sri Aurobindo Ashram – Delhi Branch en 2023.

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Adicionalmente, consulte el artículo relacionado, «El fin de una carrera, el comienzo de una nueva vida», página 20

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 El mundo es un movimiento de Dios en Su propio ser; somos los centros y nudos de la conciencia divina que resumen y sostienen los procesos de Su movimiento.

Sri Aurobindo (CWSA Vol 12, «Ensayos Divinos y Humanos», pág. 97)