«Existe una historia de un lugar de culto donde se hacía circular un cuenco en una reunión para recolectar dinero, con el fin de mantener el lugar. El sacerdote les dijo a los allí presentes que podían contribuir, con cualquier cantidad, por mínima que sea, siempre que no les perjudicara. Una persona no colocó dinero en el cuenco porque, dijo, “la sola idea duele”. La generosidad es una actitud. Las actitudes dependen de la personalidad. La personalidad tiene tres componentes básicos. Tamas, el principio de ignorancia e inercia; Rajas, el principio de las pasiones, los deseos y la actividad; y Sattva, el principio del conocimiento, el pensamiento desapasionado basado en valores y la armonía. En cada uno de nosotros estos tres componentes se combinan en diferentes proporciones; la proporción puede cambiar temporalmente en diferentes situaciones y puede cambiar permanentemente a través del esfuerzo personal… «